Le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde Él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla.
Comentario del Evangelio
Hoy comprobamos que Dios va directo a lo esencial de nuestras vidas. Todos esperaban la curación milagrosa de aquella parálisis, pero Jesús los desconcierta: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
—¿Acaso no le importa a Dios nuestra salud? Sí, por supuesto, pero empezando por la salud del alma. Jesús empieza por ahí… por lo esencial. ¡Después, si conviene, la salud en otras cosas! —¿Cuál es mi prioridad?