En aquel tiempo, vino a Jesús un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio».
Comentario del Evangelio
Hoy, Jesucristo hace un milagro muy grande: cura un leproso. La lepra era una enfermedad incurable y mortal. Lo peor era que a los leprosos los tenían apartados de la sociedad. Pero Jesús no aparta a nadie… y con su amor divino desea sanarlo todo.
—¡Todo! Sí, Dios puede con todo. Es cuestión de que le pidamos como aquel leproso: con fe, con fuerza, convencidos de que Dios nos escucha.