Mientras Jesús hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer.
Comentario del Evangelio
Hoy el Maestro, que no tiene manías, está comiendo con un fariseo. Jesús es amigo de todos. Y, como buen amigo, no se calla las cosas y denuncia los vicios: «Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad».
—Esta denuncia sigue vigente también para nosotros. ¿Nosotros?. ¡Pues sí! He aquí algunos de nuestros deportes favoritos: “lo políticamente correcto”, “tirar la piedra y esconder la mano”… El “cómo” sin importar el “qué”. ¿Te suena?