Jesús (...) entró en Cafarnaúm. Se encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión, muy querido de éste.
Comentario del Evangelio
Hoy nos quedamos prendados ante la figura de este oficial romano. ¡Un hombre como Dios manda! Y eso que era “pagano” (no era descendiente de Abraham). No sabemos si conocía la Sagrada Escritura… pero amaba a la gente. Tenía tanta fama de hombre justo que hasta los mismos judíos le dicen a Jesús: «Merece que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga».
—Y de Jesús mereció un elogio precioso: «Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande». Y yo, cristiano, ¿qué podrían decir de mí?