Un leproso se acercó y se postró ante Él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme».
Comentario del Evangelio
Hoy vemos un ejemplo de cómo hay que pedirle las cosas a Dios: con fe firme. No hay mejor argumento que éste: «Si quieres, puedes limpiarme». Y, como el Señor nos ama infinitamente, no tiene más remedio que responder: «Quiero, queda limpio». Pero a Dios le hemos de pedir “bien” y, además, lo “bueno”.
—Pedir buenas cosas, que valgan la pena: ¡eso ya no es tan fácil! Con frecuencia le pedimos lo que más “me” gusta, no “lo más bueno”. ¿Quieres un truco?: pídele por las necesidades de los otros. La Virgen María lo hizo así y le funcionó muy bien.