Jesús dijo a sus discípulos: «(...) Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón».
Comentario del Evangelio
Hoy el Maestro nos invita a sanear nuestro corazón. ¿Qué hay ahí dentro? ¿Cuál es mi tesoro? ¿Es un tesoro con “miras amplias”? O,¿está secuestrado por “modas”, “disfraces”, cosas fugaces…? Si uno vive “disfrazado”, entonces su corazón acaba apolillado (“fuera de juego”).
—«Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos». Y para ello Jesús recomienda «lomos ceñidos» (¡fuera disfraces!) y «lámparas encendidas» (“conectados” mediante la oración).