Se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el didracma?». Dice él: «Sí». Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?».
Comentario del Evangelio
Hoy contemplamos una situación casi surrealista: el hombre reclama impuestos a Dios. ¡El Rey de reyes paga impuestos! ¿Tiene eso sentido? Él lo ha dado todo, incluso su propia vida. ¿No somos nosotros quienes debemos rendirle tributo a Él?
—Jesús no va de Dios por la vida. Se ha hecho Hombre y es consecuente: cumple como todos. Pero no olvidemos que es Dios, ¡y que el mayor tributo que pagó fue su propia Sangre!