Subiendo a la barca, Jesús pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla...
Comentario del Evangelio
Hoy el Maestro aprecia este gesto de solidaridad entre amigos y la confianza que ponen en Él. Pero el Señor los sorprende: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». ¿Y la parálisis? ¡Ahí está el tema! La primera y peor parálisis es el pecado. Ésta es una parálisis muy peligrosa: nos destruye casi sin darnos cuenta.
—Jesús empieza por lo primero. Pero, puesto que Dios es Señor sobre el espíritu y Señor sobre la materia, puede decir: «Para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».