Hoy vemos a María Magdalena llorando delante del sepulcro en el que habían sepultado el cuerpo de Jesús crucificado. Pero Él ya no está ahí. María no entiende qué pasa y llora… Se le aparece Jesús y ella no lo reconoce hasta que el Señor la llama por su nombre: ¡María!
—¿Sabías que Dios te llama por tu nombre? Como nuestros papás, Dios nos ama a cada uno.