«Era un propietario que plantó una viña (…), la arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon…».
Comentario del Evangelio
Hoy la parábola va dirigida a los sacerdotes y notables de Israel. Ellos mismos son los labradores de la viña, es decir, los pastores del Pueblo que el propietario (Dios) ha puesto a su cuidado. Han liquidado un profeta tras otro…
—Ahora el Propietario envía a su propio Hijo… ¡Lo matarán! ¡Y es Jesucristo, el Hijo de Dios!