«Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: ‘Venid, que ya está todo preparado’. Pero todos a una empezaron a excusarse…».
Comentario del Evangelio
Hoy Jesús nos presenta la eternidad, el Cielo, como un banquete, es decir, como un ambiente de felicidad. Que haya eternidad no es ningún misterio: es más “normal” la eternidad que el tiempo. Pero, en cambio, sí que es “misterioso” el rechazo del hombre: somos capaces de cambiar a Dios por cualquier cosa. Unos, por un campo; otros, por unos bueyes... (es decir, pereza, dejadez, comodidad…).
— ¿Tan poco vale Dios, que lo sustituimos por cualquier otra cosa?