«Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ‘¡Hazme justicia contra mi adversario!’. Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme’».
Comentario del Evangelio
Hoy aprendemos dos lecciones. Primero: el que no teme a Dios acaba faltando al respeto de los hombres. Segundo: “Cuando el hombre desconoce a Dios, el hombre desconoce al hombre” (San Juan Pablo II).
—Conclusión: es recomendable hablar con Dios. Más aún: «Es preciso orar siempre sin desfallecer» (Jesús).