«Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».
Comentario del Evangelio
Hoy tenemos que aguantar otra vez la bronca de algunos fariseos. Jesús y sus discípulos estaban atravesando un sembrado. Quizá ya era el mediodía y sentían hambre. Empezaron a tomar espigas para comérselas. ¡Normal!, ¿no? Pues algunos empezaron a criticarles. El problema no era comer el grano de las espigas, sino que era sábado… y en sábado —según ellos— no era lícito arrancar espigas (¿?).
—Si no rezamos nos ponemos en el lugar de Dios, nos inventamos leyes y, en lugar de emplearnos con misericordia, empezamos a perseguir a los “inocentes que no piensan como yo”.