Jesús mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente (...). Comieron y se saciaron.
Comentario del Evangelio
Hoy Jesús abre su corazón: «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo…». ¡Tres días con el Maestro! Primero les ha dado el “alimento” del alma: enseñanza religiosa. Después, Jesús, correspondiendo a la fidelidad de sus seguidores, no permite que marchen con hambre: hubo alimento para todos (más de 20.000 bocas).
—Algunos, quizá, se habrían marchado antes. ¡Siempre hay almas con prisas! ¿Te imaginas lo que se perdieron?