Estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
Comentario del Evangelio
Hoy estamos de fiesta con el Señor: ¡qué milagro tan bonito! Aquella buena mujer, 18 años “encorvada”, ahora ha sido “enderezada” por Jesús en un segundo. ¡Qué maravilla! Jesús es Dios y Dios ha venido a nuestro mundo. ¡Todos contentos!
—¿Todos? ¡No! Ahí estaba el “cenizo” de turno: «el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado». ¡Deja las manías y deja de “jorobar” a tus hermanos!