Jesús dijo a sus discípulos: «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno».
Comentario del Evangelio
Hoy leemos un “clásico” de la predicación de Jesús: «Cada árbol se conoce por su frutos». ¡Así es la vida! Con el paso del tiempo aparecen los resultados de lo que cada uno ha ido sembrando. ¿Dónde pongo los fundamentos de mi existencia? Mientras hace buen tiempo todos ríen. Pero, ¿y si arrecian los vientos y las lluvias? Unos permanecen firmes; otros se derrumban.
—No puedo pretender que siempre haga “buen tiempo”. Lo que sí puedo hacer es poner a Dios como fundamento de mi vida.