Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande».
Comentario del Evangelio
Hoy comprobamos el buen resultado de pedir a Dios “bien” y “bueno”. El centurión —un jefe del ejército romano— acude correctamente a Jesús: sabe pedir bien. Lo hace con humildad: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo»; lo hace con fe firme: «basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano». Además, sabe pedir “lo bueno”: se preocupa por la falta de salud de un criado suyo.
—El centurión le ha robado el corazón a Jesús y ahí está el resultado: «Que te suceda como has creído».