Hoy, antes de marcharse al cielo, Jesucristo nos asegura que Él permanecerá con nosotros. Dios puede hacer esto: estar en el cielo —junto al Padre y al Espíritu Santo— y, a la vez, permanecer en la tierra. Lo hace a través de su Amor, el Espíritu Santo, que habita en nuestros corazones. Lo hace a través de la Comunión y de los demás sacramentos.
—Jesús nos pide que permanezcamos con Él. Así nuestra vida dará fruto y será bonita: a veces con dolores, pero siempre con alegría. ¡Qué bonito es estar con Dios y con mis hermanos!