Hoy, el Señor consuela a sus discípulos. ¡Jesús se va! ¿A dónde? Primero se marchó muriendo en la Cruz: su muerte fue un irse al cielo. Tres días después resucitó y, todavía durante un breve tiempo, se fue apareciendo a los discípulos. Finalmente, el día de la Ascensión subió con su cuerpo resucitado al cielo.
—El Señor pide que no se asuste nuestro corazón. Él nos da la verdadera paz: Jesús, porque es Dios, está en el cielo y está con cada uno de nosotros. Incluso dentro de nosotros cuando le recibimos en la Comunión.