«Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís».
Comentario del Evangelio
Hoy el Señor nos dice que no tenemos “excusa”: ¡hay tantos testigos y señales de su divinidad! Pero si no rezamos, el corazón se vuelve duro y ahí ya no entra nadie: ¡ni siquiera Dios!
¡Cuántos testigos de Cristo! Juan el Bautista, reiteradamente; la Sagrada Escritura, por activa y pasiva (en Jesús se cumplen todas las promesas y profecías); el Padre habla de Él desde el cielo varias veces (por ejemplo, durante el Bautismo); milagros de toda clase (desde convertir agua en vino y calmar vientos, hasta levantar paralíticos y dar vida a muertos…).
—Sin embargo, la última palabra la tiene mi corazón.