Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron. Pero algunos de ellos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios». Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo.
Comentario del Evangelio
Hoy vemos hasta donde puede llegar la ceguera mental cuando en los corazones no hay amor. ¡Pobre Jesús! Va acercándose a Jerusalén para entregar su vida… Mientras tanto, le dicen que está endemoniado porque expulsa demonios. ¡Qué tontería! Encima, van y le piden un milagro (¿?)…
—Mírale en la Cruz. ¡No se puede pedir más!