En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho?».
Comentario del Evangelio
Hoy, Jesús nos sigue describiendo cómo debe ser la vida de un cristiano. Somos como una lámpara que da luz. Pero para que ilumine mejor hay que ponerla encima de un mueble. ¿Tendría sentido encender una lámpara y ponerla debajo de una cama? ¡Sería absurdo! Pues igual de absurdo es que un cristiano se “esconda” en la tibieza: no me mojo, pero tampoco soy malo…
—O soy bueno, o no sirvo. Hemos de ser la luz y la alegría del mundo.