Y sucedió que, estando en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra que, al ver a Jesús, se echó rostro en tierra, y le rogó diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Comentario del Evangelio
Hoy comprobamos cómo le gusta al Señor nuestra confianza en Él. Es lógico, es lo normal: Jesús es Dios y nosotros somos pobres criaturas, manchados de lepra. ¡Confiar en Dios es lo más normal! De hecho, Jesús no tardó ni dos segundos en asistir a aquel leproso: «Quiero, queda limpio».
—Debemos mostrar nuestra confianza en Dios, sobre todo, siendo audaces (atrevidos y decidos) en nuestra oración.