Juan ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».
Comentario del Evangelio
Hoy, Juan Bautista da el testimonio más importante: al señalar a Jesucristo como el “Cordero de Dios” nos está diciendo que es el Hijo de Dios que viene para salvarnos y perdonarnos las ofensas. El antiguo Israel sacrificaba corderos y otros animales como ofrecimientos a Dios para el perdón. Se decía que su sangre lavaba nuestros pecados. Pero… era simplemente la sangre de animales.
—Jesús lavó nuestras impurezas en la Cruz: la Sangre del “Dios Encarnado” era la única que podía purificarnos.