Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Angel antes de su concepción (…).
Comentario del Evangelio
Hoy celebramos el mismo Nombre de Jesús. ¡No es poca cosa! Cada ser humano es único e irrepetible; es amado por Dios de modo singular. Por esto es tan importante el nombre propio que representa a cada uno y con el que somos llamados. “Mi nombre”, el de cada uno, tiene un valor sagrado. Al Redentor le pusieron un nombre…, como a nosotros (en el día de nuestro bautismo).
—En el “Padrenuestro” Jesús nos enseña a decir “santificado sea tu nombre”. ¡Ojalá sea verdad!