Había también una profetisa, Ana, (...) de edad avanzada. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios (...). Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Comentario del Evangelio
Hoy seguimos todavía en el Templo de Jerusalén. Después de Simeón, otra persona anciana descubre a Jesús-Salvador. Parece que ella y Simeón tienen como un olfato especial para encontrar a Dios. Eso es cosa del Espíritu Santo.
—La Virgen, siempre que quieras, te entrega el Niño Jesús. No es difícil: ¡ve a la iglesia y allí los encontrarás!