Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Comentario del Evangelio
Hoy Zaqueo nos da un gran ejemplo. ¡Siempre andamos mirando de reojo para ver si nos miran y cómo nos miran! A Zaqueo no le importa lo que diga la gente. Para él no hay ni estatura ni “reojo”; sólo cuenta Jesús. Y Dios no defrauda: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa».
—Resultado final: «El bajó en seguida, y lo recibió muy contento»... Tú, ¿de quién estás pendiente? Cuando no estás con Jesús, ¿con quien estás?