Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercan a Jesús y le dijeron: «(…) Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Comentario del Evangelio
Hoy aparecemos nosotros mismos defendiendo nuestro “terrenito”: ¡queremos sentarnos a tu derecha y a tu izquierda! ¡Ah!, ¿y los demás? ¿No cuentan también? Por eso Jesús —con una enorme dosis de paciencia— responde: «No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y (…) esclavo de todos».
—«El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir». ¡Ése es Jesús! ¡Ése es Dios! ¿Y yo?