«Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión...».
Comentario del Evangelio
Hoy Jesús narra la “Parábola del buen samaritano” para responder a un “maestro” de la Ley que le preguntó: «¿Quién es mi prójimo?». ¡Vaya pregunta! Resulta que aquellos maestros judíos tenían una lista de criterios para certificar quién era o no era “su prójimo”.
—Para Jesús la respuesta es rotunda: tú mismo eres el prójimo del que sufre. Por tanto, «haz tú lo mismo», ¡sin dar rodeos!