Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños».
Comentario del Evangelio
Hoy nos preguntamos cómo es posible que haya personas muy inteligentes que no encuentran a Dios o que, incluso, niegan y “reniegan” su existencia. Pero…, ¿qué significa ser “muy inteligente”? Sin un buen corazón, sin sencillez, sin humildad, ¿se puede ser “muy inteligente”?
—El ser humano no es una computadora: además de poder “sumar y restar”, tiene libertad y corazón. Y… ¡no hay peor ciego que el que no quiere ver!