«Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen».
Comentario del Evangelio
Hoy las palabras de Jesús “traen cola” porque vienen de lejos. En la antigüedad el amor a Dios se centraba en sacrificios de animales. Esto era sólo una sombra del auténtico culto. Dios no necesita animales, ni la sangre de los animales puede borrar los pecados. ¿Cuántas veces hacemos “sacrificios” y resulta que no es lo que necesitan mis padres o hermanos? Tampoco es lo que espera Dios, porque son “sacrificios” que “sacrifican” (fastidian) a los demás.
—¿Quieres de verdad honrar a Dios? Ajústate a su voluntad. ¿Dónde está su voluntad? En su Palabra… y en tu oración. ¡Todos saldremos ganando! ¡Y tú serás hermano (incluso “madre”) de Jesús!