Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de Jesús, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
Comentario del Evangelio
Hoy nos conmovemos ante la ternura de Jesús. Él estaba invitado por un fariseo a una comida… Todos murmuran por lo que hace aquella mujer —María Magdalena— y por lo que Jesús se deja hacer por ella…
—¡Jesús está feliz! Más tarde, María Magdalena será la primera persona que vio a Cristo resucitado. Si quieres encontrar a Jesús, ¡ocúpate de Jesús!