Dijo María: «Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador (...). Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso».
Comentario del Evangelio
Hoy se cumplen las palabras proféticas de la oración de la Virgen: todas las generaciones la felicitamos. ¡No es para menos! La Madre de Dios es llevada al cielo: ¡toda Ella!, con toda su humanidad, ¡alma y cuerpo! Los ángeles se asombran ante tanta belleza. Con el tiempo, nosotros seguiremos los pasos de Nuestra Madre: ¡también con alma y cuerpo!
—Por tanto…, ¡cuidadito, cuidadito con el cuerpo! En el cielo sólo hay lugar para los “cuerpos ecológicos” (para las juergas hay un lugar “alternativo”).