Se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís...».
Comentario del Evangelio
Hoy vemos lo que es capaz de hacer una madre por sus hijos. Y hoy también vemos lo que es capaz de hacer un Padre —que es Dios— por sus hijos. «¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Es el cáliz de la Sangre de su Hijo vertida —para nosotros— desde la Cruz.
—Si tienes pretensiones como los Zebedeos, ve a misa. Allí encontrarás esa “copa” que se ofrece por toda la humanidad.