En aquel tiempo, salieron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús, pidiéndole una señal del cielo.
Comentario del Evangelio
Hoy aparecen más discusiones. Jesús no quiere discutir; más bien somos nosotros los que discutimos con Dios. De nuevo los fariseos ponen trampas a Jesús: le piden que haga un milagro. Sin embargo, cuando han visto los milagros del joven Maestro, han dicho que estaba poseído por el demonio… ¡No hay quien los entienda a esos fariseos!
—¡Qué pesados! ¿Es así como hemos de tratar a Dios? ¿Quién es Dios: Él o nosotros? Porque, a veces, parece que tratamos a Dios como un “pequeño mago”.