Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo.
Comentario del Evangelio
Hoy admiramos la humildad del Hijo de Dios: se ha hecho hombre, pero hombre de verdad. Incluso permite que el diablo le tiente, es decir, que le ponga trampas. Por ejemplo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesucristo, que estaba muerto de hambre en aquel momento, no entra al trapo: podía fabricar panes a partir de las piedras, pero no lo hizo. Prefirió actuar como uno de nosotros: es decir, ¡se aguantó el hambre!
—¿Cómo aguantas tú? ¿Nos quejamos? ¿Protestamos?...