Hoy, otra vez, Jesucristo nos dice que Dios es nuestro Padre. Y como todos los papás de esta vida, Él nos llama a cada uno por nuestro nombre propio. Ante Él no somos uno más del montón. Jesús, además, nos advierte de los falsos pastores: son aquellos que no nos dicen la verdad ni nos dan buen ejemplo. Pero Jesús nos defiende de los “lobos”.
—En la vida nos encontraremos ladrones y salteadores: no hemos de hacerles caso. —Jesús, quiero escucharte; Tú eres la puerta del cielo.