Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?». Ellos le asignaron treinta monedas de plata.
Comentario del Evangelio
Hoy, con tristeza, contemplamos cómo se fue tramando la traición de Judas. Podemos aprender una lección: las traiciones no aparecen repentinamente; antes se “cuecen” en un corazón malo. Cenando con Jesús, Judas disimula: «¿Soy yo acaso, Rabbí?». Pero ante Dios no hay simulación posible; Dios es Dios y lo ve todo: «Sí, tú lo has dicho».
—Judas vendió al Maestro por unos 60 dólares. El perfume con que María ungió a Jesús costaba unos 2.000 dólares. ¿Cuánto vale Jesús para ti? ¿De qué lado estás?