Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos...
Comentario del Evangelio
Hoy, celebrando a esos dos apóstoles, destacamos dos cosas. Por un lado, aquella noche que Jesús pasó rezando por sus futuros elegidos. ¡Una noche entera! Pensemos: ¿cuántas noches Jesús habrá pasado rezando por mí? Porque en la Iglesia todos somos apóstoles (aquí no hay jugadores y espectadores: “todos” jugamos la partida con Jesucristo).
—Por otro lado, impresiona ver en el mismo grupo de elegidos a un “partidario” del Imperio Romano —Mateo— y, a la vez, a Simón, un “contrario” al dominio romano. Dios llama a todos. Y “todos” significa “todos”: ¡Dios es así!