Mientras Jesús hablaba, sucedió que una mujer de entre la gente alzó la voz, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!». Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan».
Comentario del Evangelio
Hoy una mujer, exultante, vitorea a la “mamá” de Jesús: ¡por puro entusiasmo! Él, con un tono más reposado, parece dar largas... En realidad, Jesucristo va a lo decisivo: alaba la docilidad a la voluntad de Dios. Y en esto María Santísima es insuperable. ¡Nadie como Ella conoce el Corazón de Dios! ¡Nadie como Ella se ha identificado con la Voluntad de Dios!
—«He aquí la esclava del Señor»: esta respuesta recorre nuestra historia y está transformando el destino de la humanidad.