«El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas».
Comentario del Evangelio
Hoy conmemoramos a santa Lucía, virgen y mártir. Lucía —nombre que significa “luz para el mundo”— fue educada en la fe cristiana y se comprometió virginalmente con Dios. Por defender su amor virginal hacia Jesucristo fue martirizada el año 304. Era la época de la tercera gran persecución contra los cristianos, emprendida por el emperador Diocleciano. Lucía, una simple chica virgen, y Diocleciano, todo un emperador, fueron contemporáneos. Lucía será siempre recordada con gozo en todo el mundo. Por el contrario, la memoria de Diocleciano no llega más allá de los libros de historia de la Iglesia que relatan las persecuciones del Imperio Romano contra los cristianos. ¡Triste y pobre memoria!
—El entendimiento de la fe y los vínculos de la caridad: eso es lo que queda inmortalizado por siempre…