En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Comentario del Evangelio
Hoy, en Loreto, tenemos la oportunidad de ponernos en la escuela de María, proclamada «bienaventurada» porque «ha creído» (Lc 1,45). Este santuario, construido entorno a su casa terrenal, custodia la memoria del momento en el que el ángel del Señor vino a María con el gran anuncio de la Encarnación, y ella le dio su respuesta. María ha ofrecido su propia carne, se ha puesto totalmente a disposición de la voluntad divina, convirtiéndose en «lugar» de su presencia, «lugar» en el que habita el Hijo de Dios.
—Dios se hace hombre, María se hace «casa viviente» del Señor, templo donde habita el Altísimo.