En aquel tiempo, Jesús habló así: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas».
Comentario del Evangelio
Hoy, la Iglesia celebra la santidad de un gran pastor de almas: san Carlos Borromeo (1538-1584), que fue obispo de la diócesis de Milán. San Carlos era descendiente de una familia muy rica. Renunció a todo para dedicarse al 100% al servicio de la Iglesia. Su escudo llevaba una sola palabra: “Humilitas”. Los auténticos reformadores son santos a prueba de bomba…
—San Carlos no tomó la tarea pastoral como una ocupación más entre otras: la atención de las almas y la oración fueron su vida. Y, por eso, viajó y recorrió los territorios de su inmensa diócesis (que incluía también Venecia, Suiza…) para conocer a su gente y atenderla.