28 de agosto: San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia
Texto del Evangelio Mt 23,8-12
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Vosotros no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro (…)».
Comentario del Evangelio
Hoy celebramos a san Agustín de Hipona (354-430), el obispo y escritor más grande de la Iglesia de Occidente en la antigüedad. Estudió retórica (arte de hablar) y filosofía. Durante su inquieta juventud perdió su fe, pero nunca dejó de buscar apasionadamente la verdad. Viajó a Roma y Milán. Las oraciones y lágrimas de su madre —santa Mónica— y la santidad del obispo de Milán —san Ambrosio— le convencieron de que la Verdad es Jesucristo. Entonces aceptó recibir el bautismo. Después, cuando regresó a Cartago, recibió la ordenación sacerdotal y, un poco más tarde, fue consagrado como obispo de Hipona. Agustín fue un hombre rezador y de profundo pensamiento. Escribió muchas obras y muy importantes, entre ellas las “Confesiones”, la biografía de su juventud y conversión, o “La Ciudad de Dios”, donde defiende que el Imperio Romano cayó por su decadencia moral. Fue muy servicial ocupándose de su “rebaño”.
—Así rezaba Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti”.