Hoy celebramos a la Virgen María como Reina de cielo y tierra. ¿Quién podía imaginar que aquella joven judía de un pueblo insignificante (Nazaret) sería la Reina de todo lo creado? Aquella misma chica que dio luz a su Hijo en un establo, que vio morir a su Hijo en una cruz como un criminal… Sí, aquella misma la celebramos hoy como Reina del Universo. ¿Sorpresa? A ojos humanos, sí; a ojos de Dios, ¡no! Porque Dios muestra su poder infinito haciéndose pequeñito…, ¡y su Madre también!
—Hay que ser muy poderoso para ser capaz de hacerse tan pequeño. Es la humildad, es el camino del amor: ¡Dios es así! Y tú, ¿cómo andas de poder?