Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno».
Comentario del Evangelio
Hoy, cuando recorremos la biografía de san Felipe nos sorprende y fascina el modo alegre y amable con el que sabía educar, acercándose fraternal y pacientemente a todos. Este santo solía recoger sus enseñanzas en breves y amenas máximas: «Estad quietos, si podéis», «sed humildes y no altaneros», «el hombre que no hace oración es un animal sin palabra»…
—San Felipe se presenta como el “profeta de la alegría” que supo seguir a Jesús, insertándose activamente en la civilización de su tiempo.