21 de abril: Sant Anselmo de Canterbury, obispo y doctor de la Iglesia
Texto del Evangelio Mt 11,25-30
Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito».
Comentario del Evangelio
Hoy celebramos a san Anselmo (1033-1109), natural de Aosta (Italia). Desde muy niño se sintió inclinado hacia la vida contemplativa, pero su padre se opuso radicalmente. Siendo joven abandonó la casa paterna, viajó a Francia y, a los 27 años, se hizo monje benedictino de la abadía de Bec (Normandía).
A sus 46 años fue elegido abad del monasterio. Se convirtió entonces en un eminente profesor, elocuente predicador y gran reformador de la vida monástica. Sobre todo, llegó a ser un gran teólogo (pionero de la “teología escolástica”). Más tarde, el arzobispo de Canterbury (el benedictino Lanfranco) pidió a Anselmo que pasara cierto tiempo con él para instruir a los monjes y ayudarle. En 1093, Anselmo fue elegido para suceder a Lanfranco.
—Como arzobispo de Canterbury, san Anselmo defendió la Iglesia de los abusos de las autoridades políticas (tuvo que luchar contra la hostilidad de Guillermo el Rojo y Enrique I). Su fidelidad a la Iglesia le costó, en 1103, incluso la amargura del destierro. En 1106, Anselmo pudo volver a Inglaterra, donde fue acogido festivamente por el clero y por el pueblo.